¿Puede afectar la estación del año en la que nos encontramos a la salud dental de las personas? Hay muchos motivos que nos hacen pensar que sí, que sí que se produce una influencia por parte de la temperatura o de las horas de sol en los dientes. Y una influencia que, por cierto, es grande. Lo peor llega durante los meses de calor, los propios del verano. Son muchos los dentistas que ya han alertado de ello y que aconsejan tener cuidado especialmente cuando disfrutemos de las vacaciones tan merecidas que nos hemos ganado.
Un pequeño reportaje publicado en la página web de Es Vivir se indicaban cuáles son los problemas dentales más propios de una estación como la que hemos comentado, que son los que siguen:
- La caries, como ocurre en otros momentos del año, es el más importante puesto que en vacaciones no tenemos la posibilidad, en muchas ocasiones, de pasar al baño a cepillarnos los dientes. Pasamos más tiempo fuera de casa y, lógicamente, eso influye en la salud dental de cada uno.
- El sarro también es importante. Se produce como consecuencia de descuidar nuestra salud dental y por la exposición que tenemos al cloro de las piscinas.
- La halitosis es una de las cuestiones que también se produce como consecuencia de no cepillarnos los dientes después de las comidas, algo habitual, como ya os hemos comentado, en los meses de verano.
- La hipersensibilidad dental es otro asunto a tener en cuenta puesto que el consumo de productos como los helados es más frecuente y genera que nuestros dientes sean menos fuertes y sufran más.
Las vacaciones nos valen para relajarnos, para descansar mentalmente de una vida en la que la rutina, el estrés y demás problemas relacionados con el trabajo gobiernan nuestro día a día. Y, muchas veces, eso puede jugar en nuestra contra, sobre todo si no somos capaces de mantener cuidada nuestra boca y dientes. Estar pendientes de todo lo que tiene que ver con la salud dental en los meses de julio y agosto nos puede ser de gran utilidad para luego no llevarnos un disgusto durante los meses de septiembre y octubre. Y es que, como os hemos comentado al principio, la época del año en la que nos encontramos sí que genera una influencia sobre la salud dental y bucal que nos caracteriza.
Se ha alertado en muchas ocasiones de que el verano puede llegar a ser una época de lo más peligrosa para la salud dental de los seres humanos. Y es que, mientras hacemos turismo, perdemos algunas buenas costumbres como el cepillado de nuestra boca tres veces al día. Así nos lo cuentan los profesionales de Consejo Dentistas, que también nos han indicado que es en los meses de septiembre y octubre cuando más visitas se producen a las clínicas dentales como consecuencia de todos esos excesos y defectos que hemos ido cometiendo durante los meses de calor.
Un ejercicio de responsabilidad que no podemos olvidar
Siempre hemos dicho que el mantenimiento de una buena salud bucodental es algo que podríamos considerar como un ejercicio de responsabilidad. Y lo cierto es que lo es. Es un ejercicio de responsabilidad para con nosotros mismos y, como tal, no puede ser olvidado ni mucho menos. Cuando estamos disfrutando de las vacaciones tenemos más tiempo y afrontamos el día de una manera mucho más calmada, así que no deberíamos tener ninguna excusa para cuidar de esa salud dental y cepillarnos tres veces al día nuestros dientes. Es una necesidad que debemos cumplir y de cuyo cumplimiento no nos vamos a arrepentir en absoluto.
Para todas aquellas personas con menores a su cargo, ese ejercicio de responsabilidad es doble porque ya no solo hay que asegurar el cuidado de la salud dental de uno o una misma, sino que hay que hacer lo propio para con la salud dental de los y las peques. Hay que saber cómo inculcarles ese hábito que es necesario para que cuiden de su boca con las máximas garantías. De ese aprendizaje, desde luego, va a depender buena parte de las posibilidades de que esos peques crezcan sin problemas dentales de gran enjundia.
Además, en verano los peques son mucho más susceptibles de sufrir problemas como de los que estamos hablando, así que hay que redoblar esfuerzos para tratar de conseguir que cuiden de su lengua, su boca y sus dientes. Ni que decir tiene que, si nosotros y nosotras no estamos encima, es bastante complicado que durante el verano ellos y ellas cumplan con este cometido. Los problemas se podrían agravar, además, con ese cloro de las piscinas de cuya influencia en la salud dental ya hemos hablado más arriba.