Siempre he pensado que una mascota en casa trae innumerables beneficios a los más pequeños. No solo porque desde una edad temprana aprenderá a respetar a los animales, y a tener una sensación más clara de lo que significa asumir una responsabilidad, sino también porque en la mayoría de casos se crean lazos verdaderamente estrechos, y los pequeños sienten en todo momento que cuentan con un amigo de juegos, una compañía que siempre estará a su lado.
Pero aunque un perro, un gato o un roedor pueda contribuir a la socialización y la educación de los niños, siempre será adecuado potenciar estos valores a través de la interacción de los pequeños con otros niños.
Por eso, como bien explican desde AEM, Actividades Extraescolares Madrid, es por ello que es importante que las actividades extraescolares, como las realizadas en el tiempo de ocio, estén encaminadas no sólo a ampliar el conocimiento de ciertas disciplinas que creamos adecuadas para nuestros hijos como el deporte, la música o los idiomas, si no que estos realicen actividades que les complementen y agraden realmente y donde puedan encontrar compañeros con los que compartir gustos específicos que asienten su personalidad y su capacidad de interacción con la gente.
En estas actividades extraescolares, y dependiendo del campo por el que se decida, deportes, arte, idiomas… podrá obtener unos beneficios u otros, y sobre todo aprender a entender la importancia del ocio, a la hora de enfrentarse a duras rutinas de trabajo cuando sea adulto.
Por ello es importante que los padres sepan escoger la opción más adecuada para sus hijos de la manera más correcta.
Algunos consejos
En primer lugar nuestro consejo es que no debe ser tomado por el niño nunca como una imposición, si no como un espacio de tiempo donde divertirse, desconectar, conocer gente afín y aprender algo sobre lo que tenga cierto interés. Por ello es conveniente que el niño entre en el proceso de elección de sus actividades extraescolares, que sea escuchado y tenido en cuenta. Y en la medida de lo posible que sea una actividad complementaria e incluso distinta a lo que ve normalmente en el colegio.
Aunque el elemento motivador sea esencial, está claro que los padres deberán ser lo últimos en tomar la palabra, porque su hijo deberá realizar una actividad con la que estén de acuerdo y que se adecue a su edad y sus capacidades, así como al bolsillo de sus padres. De nada servirá que nuestro hijo sueñe con montar a caballo si eso supondrá un gasto que una familia no se pueda permitir. Por lo que lo conveniente será encontrar un punto medio donde todos estén contentos.
Y sobre todo nunca asumir estas como un castigo o un premio. Recordemos que la función de ellas es promover la actividad de nuestro hijo con la intención de descargarle de las jornadas largas y cansadas de estudio así como de favorecer que se integre en grupos distintos al núcleo familiar o a la clase. Aprender a ser capaz de conocer gente, interactuar con otros y desarrollar y asentar las capacidades sociales desde que es pequeño, es sin lugar a dudas un beneficio que repercutirá en su vida adulta.
Acudir a expertos puede ser una buena opción. Por ello podemos contactar con sus profesores para que puedan asesorarnos quizá sobre alguna posibilidad que sea más adecuada para nuestro hijo. También existen empresas dedicadas a las actividades escolares y el ocio de los más pequeños donde podrás encontrar un amplio abanico de posibilidades para el disfrute de tus hijos en las mejores condiciones y además asegurarte de que los niños están en manos de expertos profesionales.
Ahora bien, ¿cuál es el número de actividades extraescolares adecuado? Hay mucha opinión al respecto entre profesionales y expertos pero lo que ha de quedar claro es que los niños son niños y, por tanto, deben tener tiempo para jugar y lo que menos necesitan es una agenda sobrecargada a diario, de ahí que muchos indiquen que lo ideal es escoger una sola actividad o, como mucho, dos.
Personalmente creo que dos es el número ideal porque normalmente se dan dos clases por semana así que, por ejemplo, pueden tener una actividad de una hora los lunes y miércoles y otra actividad de otra hora los martes y jueves. Yo considero que una actividad artística y una deportiva es perfecto, siempre y cuando no tenga necesidad de ir a clases de apoyo o similares porque, en ese caso, dos actividades serían demasiado y deberíamos reducirlo a una o ninguna dependiendo del niño o niña.
¿Y tú qué opinas?