Comprar un coche no es algo que se haga a la ligera. Se trata de una decisión de compra que hay que meditar y sobre la que conviene reflexionar pues no solo se trata de una elevada inversión económica, es también una inversión a largo plazo. Hacerse con un buen coche es para mucho algo primordial en lo que ponen todo su empeño. Para otros, es solo una cuestión de comodidad y practicidad. Dependiendo del uso que se le va a dar al vehículo, se sopesa comprar uno u otro modelo. Además de tener en cuenta numerosos aspectos que van desde el gusto personal por la estética hasta su rendimiento, una de las cuestiones que más se plantean los compradores es si adquirir un vehículo nuevo o uno de segunda mano.
La pregunta tiene su intríngulis por lo que no hemos dudado en pasearnos por nuestro taller de confianza E.E. Motor, expertos en cristalería y vehículos de ocasión y conocer cuáles son los pormenores de cada tipo de vehículo a la hora de hacerse con uno. Evidentemente, las dos opciones son tan buenas como válidas y no conviene descartar ninguna ya que con el mismo presupuesto se puede comprar un coche seminuevo de alta gama o uno nuevo de gama media, por citar un ejemplo.
Como opciones existen muchas y factores a considerar también, en este artículo, vamos a profundizar en esos aspectos que conviene valorar a la hora de tomar esta importante decisión. La mayoría de compradores suelen basar su decisión de compra en el presupuesto que, aun siendo uno de los criterios con mayor peso a la hora de elegir, no es el único. Lo único certero a la hora de contestar a la pregunta sobre cuál es la mejor opción de compra, si un coche nuevo o uno de segunda mano, es que no existe una respuesta única. Depende de muchos factores los cuales, como ya hemos dicho vamos a analizar a continuación.
Criterios esenciales a considerar para tomar la decisión
Evidentemente, lo primero en lo que se va a basar cualquier decisión de compra, es el presupuesto. Eso es incuestionable dado que determina en gran medida el tipo de vehículo que vamos a poder permitirnos. A partir de ahí, hay que valorar aspectos como la frecuencia con la que se cambia el coche. Si se hace cada poco tiempo, la mejor opción puede ser uno de segunda mano. Pero si lo que pretendemos es un coche que nos dure, tal vez sea mejor optar por uno recién salido de la fábrica.
Por otro lado, hay que valorar el tipo de coche que se quiere tener. Algunos modelos tienen un precio elevado en el mercado de segunda mano y otros, muy bajo. Hay que aprender a diferenciar los porqués de este hecho para poder elegir la mejor opción.
Tener en cuenta la demanda concreta del coche que se busca, si se trata de un coche pequeño y diésel con poco rodaje, es justo lo que busca todo el mundo, lo que se traduce en un mayor precio.
Un factor igualmente importante es la flexibilidad ante el modelo que se quiere buscar. Si se quiere algo muy concreto o se está abierto a posibilidades, puede hacer que la decisión sea más sencilla.
Algo que se debe tener en cuenta es como funciona realmente el mercado de los vehículos de segunda mano. Es muy habitual escuchar frases como que no vale la pena comprar un coche nuevo porque nada más salir del concesionario pierde el treinta por cien de su valor o, por el contrario que comprar uno de segunda mano es como comprar un décimo de lotería.
Sin embargo, para entender el funcionamiento del mercado de segunda mano y conocer la diferencia entre la compra de un coche nuevo o usado, hay que saber que la oferta y la demanda, funcionan de manera diferente. Veamos, a la hora de comprar un coche nuevo y ese coche lo compran muchos clientes, los descuentos son menores que cuando no lo compra casi nadie. No obstante, los precios se mueven dentro de una base que establece el fabricante, adaptándose el número de unidades fabricadas a la demanda.
En el caso de los coches de segunda mano, la cosa no funciona igual. Si existen mil personas que buscan un Golf 2.0 TDI del año dos mil diez, pero solo hay quinientos coches a la venta, el precio se dispara. Si ocurre al contrario y el modelo en cuestión solo lo buscan dos personas aunque solo haya pocas unidades, el precio se podrá negociar a la baja.
Encontramos casos extremos en los que un coche que acaba de salir al mercado tenga mayor coste en un modelo de segunda mano que al adquirirlo nuevo. Esto puede deberse a que el comprador no quiere esperar a tener su flamante coche nuevo y prefiera pagar un poco más o porque desconoce los descuentos a los que puede acceder, con lo que acaba pagándose un precio mayor por el coche de segunda mano.
En el otro lado, se encuentran los modelos de coches muy específicos que tienen mucha dificultad para venderse, por lo que los vendedores terminan bajando el precio con la finalidad de venderlo lo antes posible.
Entre estos dos puntos tan extremos, se encuentran el resto de vehículos que pueden comprarse tanto nuevos como de segunda mano, los que solo pueden comprarse en un concesionario recién salidos de la fábrica y los que ya no pueden encontrarse salvo que sean de segunda mano. Como se puede observar, el mundo del motor ofrece numerosos caminos y puede convertirse en una decisión de compra complicada.
Olvidarse de lo que se lleva
En el mundo del motor, existe una regla de oro que los vendedores deben conocer: hay que buscar un coche que no sea el que busca todo el mundo al mismo tiempo. Es decir, nada de modas. Además de tener en cuenta otra serie de factores, como venimos diciendo.
A modo de ejemplo, uno de los casos más habituales es el de los utilitarios diésel que tengan pocos años y menos kilómetros. Realmente este tipo de vehículos es el que más se ajusta a las necesidades de la gente, por lo que suele existir mayor demanda que oferta, generando un aumento de los precios.
Cuando se produce esta circunstancia, la pregunta que cabe hacerse es si es posible adaptarse a otro tipo de coche. Una variante más que sencilla es buscar el mismo tipo de coche pero en versión gasolina. Aun bajo el supuesto de que se vayan a hacer muchos kilómetros y con la errónea creencia de que un diésel nuevo va a compensar ese gasto, lo más probable es que comprando un modelo de gasolina de segunda mano, se ahorre bastante dinero, al priori y a la larga.
La otra opción, obviamente, es buscar un coche diferente, más grande, por ejemplo. Los coches grandes tienen menor demanda en el mercado de segunda mano, por lo que los precios son sustancialmente más bajos. Un ejemplo de esto es el caso de vehículos de alta gama como el Audi A8 o el Mercedes Clase que, pasados los ocho años pueden comprarse por un precio muy inferior al del mercado. Se trata de coches que casi nadie se plantea comprar por lo que salen baratos. Esta regla es bastante general en el caso de los coches grandes y deportivos que pierden más valor al ser de segunda mano suponiendo en muchas ocasiones, auténticas gangas.
Uno de los puntos más negativos con los que cuenta el mercado de segunda mano, es la falta de información. Hacer una evaluación correcta sobre el estado real del coche es complicado. Existen factores para tratar de averiguar si un coche va a responder mejor o peor, pero el caso es que dos coches iguales por fuera y con las mismas prestaciones pueden haber tenido dueños muy diferentes que lo hayan tratado de manera muy distinta, con lo que su estado es variable.
Dado que la única persona que puede tener la información certera sobre cómo ha sido tratado el vehículo es el vendedor y no suele proporcionarla, la mejor opción es contar con un mecánico de confianza que puede hacerse una idea del estado del coche aunque no sea cien por cien certera.
Ante la posibilidad de adquirir un coche de segunda mano, lo mejor es asumir que existe un riesgo de que el coche haya sufrido problemas y empiece a fallar. Comprar el coche a un vendedor puede ofrecer más garantías que hacerlo a un particular, debido a que pagas un mayor precio por esa garantía que cubre el coche y, supuestamente esta previamente revisado por mecánicos cualificados.
En cualquier caso, comprar un coche nuevo es la mejor alternativa si se busca un coche recién salido al mercado o la idea es no cambiar de vehículo en muchos años. Por el contrario, si queremos un modelo que nadie busca pasado de moda y a precio bajo, mejor uno de segunda mano que puede dar excelente resultado, o si vamos a comprarlo a alguien conocido que lo ha tratado bien y no va a dar problemas.
No obstante, se trata de una decisión que hay que valorar detenidamente y sopesar varias opciones a ver es la que más compensa. Que luego te salga mejor o peor el coche, también va a depender del uso que se le dé.